Page 535 - Anatema - Neal Stephenson
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Centeno se trasladaron al transbor de Cord para equilibrar


          la carga; irían detrás. Ganelial Crade nos lanzó una lluvia

          de grava cuando salió disparado con su transbor.

            —Ese hombre se comporta tanto como el villano de una


          obra literaria que es casi divertido —comentó Arsibalt.

            —Sí —dijo uno de los Centenos—, es como si no supiese

          que hay que mantener la intriga hasta el final.


            —Probablemente  es  así  —dije—.  Pero  no  debemos

          olvidar  que  nuestro  conductor  es  el  único  extra  de  este

          vehículo;  tengamos  la  cortesía  de  hablar  en  flújico  al


          menos parte del tiempo.

            —Adelante —dijo el Centeno—, y veremos si soy capaz


          de entenderlo.

            Fra Carmolathu, como se llamaba este Centeno, era un

          poco imbécil, pero se había ofrecido voluntario para ir a


          recoger a Orolo, así que no podía ser malo del todo. Era

          unos cinco o diez años mayor que Orolo, y yo barruntaba


          que era amigo de Paphlagon.

            —¿Cuántas  carreteras  llevan  al  noreste,  paralelas  a  las

          montañas? —le pregunté a Beller. Esperaba que dijese que


          sólo una.

            —Varias —dijo—. ¿Cuál tomamos, jefe?

            —Por definición, un cerro está aislado… no forma parte


          de una cadena montañosa —dijo Arsibalt en orto.

            —Se  alza  de  una  meseta,  al  sur  de  las  montañas  —

          anuncié en flújico—. No tenemos que seguir una carretera


          de montaña.



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