Page 565 - Anatema - Neal Stephenson
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—Y te dejaste ver en el Ojo de Clesthyra. Para anunciar,
de una forma que luego pudieses negar, que sabías algo…
que tenías información.
—Haciéndome propaganda —dijo Sammann, y la forma
de su rostro se modificó, sus bigotes se movieron; era su
manera de sonreír.
—Bien, te funcionó —dije—, y aquí estás, de camino a
ninguna parte, llevado por un montón de deólatras.
Cord se hartó de oír orto y se trasladó a la parte delantera
del transbor para sentarse con Rosk. Lo lamenté… pero
había cosas que era casi imposible decir en flújico.
Me moría por hacerle preguntas a Jad sobre los residuos
nucleares, pero era reacio a sacar el tema delante de
Sammann. Así que dibujé una copia de la demostración de
la nave de los primos y me puse a trabajar. Me quedé
anonadado. Cord y Rosk pusieron música por el sistema
de sonido del transbor; al principio bajito, y más alto al ver
que nadie se quejaba. Debía de ser la primera vez que fra
Jad oía música popular. Yo me estremecí tanto que pensé
que me había provocado heridas internas, pero el
Milésimo lo aceptó con tanta calma como había aceptado
la lubricinta Dinaglide. Renuncié a seguir con la
demostración y me limité a mirar por la ventana y a
escuchar música. A pesar de todos mis prejuicios contra la
cultura de extramuros, no dejaban de sorprenderme
ciertos momentos de belleza en esas canciones. Muchas
eran olvidables, pero una de cada diez contenía alguna
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