Page 972 - Anatema - Neal Stephenson
P. 972
—Resulta extraordinario, para alguien que afirma saber
tanto sobre modales. En esta nave espléndida hay miles de
avotos. Hasta el último de ellos vino directamente a
Tredegarh una vez convocado. Sólo una persona de las
aquí presentes eligió el camino salvaje y ser fiel a una
sociedad, a una organización que no forma parte del
mundo cenobítico: el culto de Orithena. ¿Qué… o quizá
quién te indujo a tomar una decisión tan autodestructiva?
En ese momento en mi cabeza se produjo un cambio bien
curioso. Fra Lodoghir me había atacado por sorpresa. Se
le daba muy bien y tenía respuestas preparadas para
cuanto yo pudiese decir para defenderme. Mi primera
reacción, naturalmente, fue ponerme nervioso. Pero, sin
saberlo, Lodoghir había cometido un error táctico: dando
tanta importancia a mi peregrinación sin autorización y
«autodestructiva», me había traído recuerdos de Mahsht y
el ataque por sorpresa que había sufrido allí: algo tan
espantoso que fra Lodoghir no podía decir nada que fuese
peor. En comparación, sus más denodados esfuerzos
resultaban graciosos. Pensarlo me tranquilizó, y una vez
tranquilizado me di cuenta de que fra Lodoghir, con su
última pregunta, había revelado lo que quería. Quería que
yo acusase a fra Jad de todo. «Entréganos al Milésimo —
decía—, y lo olvidaremos todo.»
Sólo una hora antes, Tulia me había advertido que no
intentase jugar a la política… que simplemente dijese la
972

