Page 139 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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adelante. No miré a Jerry y él no dijo nada. Observé que el

         doctor estaba tratando de darse cuenta de lo que sucedía.

                Puse el motor en marcha, lo dejé andar un poco y luego

         salí de entre los árboles, marcha atrás. Con todo lo que había


         pasado,  yo  debía  estar,  bastante  nervioso.  No  obstante,

         maniobré  mucho  más  rápido  de  lo  que  suelo  hacerlo

         normalmente y, en el momento en que las ruedas traseras

         tocaron  la  huella,  sentí  un  ligero  estremecimiento  en  el


         volante.  Y  se  oyó  un  agudo  chillido.  Como  cuando  se

         lastima un niño.

                Frené y corté el contacto. El doctor preguntó:


                —¿Qué fué eso? —y se apeó de un salto. Jerry, desde

         atrás, dijo:

                —Hay algo bajo las ruedas.


                Me  bajé,  pero  el  doctor  ya  estaba  a  un  costado,

         arrodillado junto a un pequeño montón en el suelo.

                —Pobrecito —exclamó y se puso de pie con algo en sus

         brazos—. Por lo menos, no sufrió —comentó luego.


                Era el tití. El doctor lo subió al tractor, lo colocó sobre el

         piso y lo cubrió con un pedazo de arpillera.

                —Pescuezo roto —diagnosticó y se sentó nuevamente a

         mi lado.


                Así que ahora yo le había matado a uno de sus amigos.

         ¡Gran noche aquélla!







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