Page 141 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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un ser, pese a las luces, a los zumbidos y todo lo demás.

                —¿Dónde hace falta el material? —preguntó. Le señalé

         el lugar donde trabajaba Quinn y el autómata se volvió a su

         vehículo.


                Todos  lo  estaban  observando.  Alonso  y  su  gente,  los

         centinelas,  hasta  el  contramaestre.  El  doctor  bajó  por  la

         planchada y se paró a mi lado.

                Robby se agachó sobre la carga y en un minuto vino de


         vuelta.  En  cada  uno  de  sus  brazos  rechonchón  llevaba

         media  docena  de  enormes  cuadrados  metal.  Pasó  por

         delante nuestro, en dirección a las instalaciones de Quinn y


         el  doctor  y  yo  lo  seguimos.  Yo  esperaba  que  le  iba  a

         preguntar a Alonso dónde debía descargar, pero se limitó a

         quedarse parado, con sólo una luz brillando a través de los


         agujeros.

                Quinn recordó la clave. ¡No podía fallar!

                —Robby —le ordenó—, póngalo allí.

                Robby volvió a la vida y depositó su carga en el lugar


         que le señalara Quinn. Cómo lo hizo con tanta perfección,

         no lo sé; pero en un momento el metal estuvo correctamente

         apilado sobre la arena. Alonso se inclinó a mirarlo, pasando

         el dedo sobre la chapa.


                —¿Qué es esto? —preguntó—. Yo quería plomo puro.

                Robby dijo:

                —Este material es superior. Mayor densidad… Isótopo





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