Page 213 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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gaveta al vacío, retiré de ella el cadáver del tití…

                IV



                Debe haber sido una media hora más tarde, mientras yo


         contemplaba, pálido y atontado, al sujeto abierto sobre mi

         mesa,  cuando  comenzó  a  funcionar  la  cerca  electro‐

         magnética.  Según  me  explicó  después  Adams,  él  estaba

         parado  entre  la  planchada  y  la  instalación  para  el


         transmisor,  hablándole  al  contramaestre,  cuando  se

         produjo.  El  sector  de  postes  situado  justo  detrás  del

         transmisor,               empezó              a       funcionar              violentamente,


         despidiendo  sus  chorros  de  fuego  eléctrico,  dirigidos  a

         unirse unos con otros. Esto significaba, o debía significar,

         que algo o alguien se aproximaba desde fuera del perímetro


         cercado.

                Pero la arena desierta, casi negra a la luz lunar, se podía

         ver a varias millas. Y no había nada sobre ella. Nada quieto

         o en movimiento.


                —¿Qué  pasa  ahora?  —inquirió  Adams  y  el

         contramaestre llamó a un tripulante llamado Nevski, que

         era el colaborador de mayor confianza de Quinn y tenía a su

         cargo el dispositivo defensivo.


                Nevski  se  acercó  corriendo  y  entretanto  la  cerca

         continuó  en  actividad.  Solamente  que  ahora  lo  hacía  en

         forma diferente, pues las llamaradas no alcanzaban a unirse,





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