Page 222 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
P. 222

—¡Esa es una idea, doctor! ¡Toda una idea!

                VI



                En  menos  de  media  hora  estuve  en  el  tractor  y  en


         marcha, con uno de los cadetes mayores en el volante. Tenía

         puesto  el  cinturón  que  me  había  dado  Adams,  con  el

         radiotelevisor. Para que me mantuviera en contacto, había

         dicho Adams.


                Era  por  cierto  un  pensamiento  consolador.  Pero

         todavía, ahora que ya estaba en camino, habiendo volado

         los  puentes  tras  de  mí,  no  estaba  tan  contento  conmigo


         mismo como lo estuve cuando me ofrecí como voluntario.

                El desierto parecía más negro que nunca, ahora que las

         lunas  estaban  altas.  Y  mi  conductor  me  hizo  pasar  diez


         minutos de zozobra, a lo largo del borde del precipicio. Era

         un muchacho taciturno, de nombre Randall, y parecía no

         hallarse conmovido por este viaje a través de una región que

         no había visto antes; región que podía muy bien albergar al


         aterrador, aparentemente invisible enemigo, que había ya

         reducido  a  un  hombre  a  pedazos  sangrientos  y  hecho

         desaparecer a otro.

                Traté de hablarle, pero sin mucho éxito. Sus camaradas


                                          [1]
         lo llamaban Gabby  y comprendí por qué. No puedo decir
         que su aparente despreocupación me hiciera sentir mejor;

         tenía  más  de  una  sospecha  de  que  fuera  fingida,  para





                                                                                                          222
   217   218   219   220   221   222   223   224   225   226   227