Page 21 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
P. 21

dos pupitres de los calculistas. Me ubiqué en él, lo hice girar,

         miré hacia la pantalla del visor y proferí una exclamación de

         sorpresa.  La  sensación  de  hallarnos  detenidos  en  un

         Cosmos en movimiento había desaparecido. ¡Ahora sí podía


         sentirlo!… La nave se movía, dirigiéndose como una flecha

         hacia una única y resplandeciente estrella que pendía en la

         oscuridad, delante nuestro…

                Altair… una joya inverosímil y brillante, contrastando


         sobre una cortina del más inconcebible terciopelo…

                V




                Horas  más  tarde,  cerca  de  las  18  de  nuestro  sistema

         horario,  estaba  yo  nuevamente  en  la  cabina  de  contralor.

         Había ido a la sala de cirugía a preparar la reglamentaria


         revisión médica previa a la llegada, pero volví tan pronto

         como  pude.  Quinn  se  había  ido  a  la  sala  de  relevos,  de

         manera que ocupé otra vez su silla…

                Y vi algo que hizo que mi primera contemplación de


         Altair,  que  tanto  me  impresionara,  pareciera  casi

         insignificante.  Cuando  me  senté,  la  única  diferencia  que

         pude notar fué que el astro parecía más cercano, y por lo

         tanto  más  grande;  pero,  oportunamente,  a  medida  que


         observaba,  otras  estrellas  más  pequeñas  comenzaron  a

         destacarse  en  torno  a  la  mayor,  sobre  el  renegrido

         terciopelo. Y cada una mostrábase, a mis ojos fascinados, de





                                                                                                            21
   16   17   18   19   20   21   22   23   24   25   26