Page 91 - El Planeta Prohibido - Stuart W J
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animal muy distinto.

                Un  tigre  de  Bengala,  leonado,  a  rayas  azabache.  Una

         magnífica  bestia,  joven,  macho,  y  que  pesaría  unas

         setecientas libras por lo menos. Marchaba a un trote lento y


         crispado, hasta que, al olfatearnos de pronto, se detuvo de

         golpe, agachó su gran cabeza y lanzó un rugido como para

         helar la sangre.

                Y todo pareció suceder a la vez. Farman apuntó con su


         pistola,  desde  la  casa,  atrás  nuestro,  se  oyó  la  voz  de

         Morbius que gritó:

                —¡No  tire!  —y  Altaira  giró  sobre  sus  pasos  y  corrió


         hacia el tigre, a la vez que nos gritaba—: ¡No es nada! ¡No es

         nada!

                Farman enfundó su arma.


                —¡Cielos! —exclamó—. ¡Mire eso!

                El  tigre  abandonó  su  amenazadora  posición,  al

         acercarse  Altaira.  Luego,  se  sentó  y  comenzó  a  tirarle

         pequeños zarpazos juguetones. Ella lo acarició, tirándole las


         orejas y el animal apoyó su cabezota contra ella.

                Volví la mirada hacia la casa y vi a Morbius y a Adams

         asomados a una ventana.

                —Altaira, es mejor que te vengas adentro ahora —dijo


         Morbius  y  ella  asintió  con  un  movimiento  de  cabeza,

         despachando al tigre con una palabra y un gesto, como si

         fuera un gato casero.





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