Page 295 - Las Naves Del Tiempo - Stephen Baxter
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un estado de ánimo que permanecería
conmigo durante casi toda mi estancia en
1938.
Aquí y allá vi pruebas más directas del
horror de la guerra. En Kensington High
Street vi a un tipo que caminaba por la
carretera ayudado por una mujer delgada
que iba a su lado. Sus labios eran delgados y
estirados, y tenía los ojos como cuentas en
agujeros hundidos. La piel del rostro la tenía
llena de marcas púrpuras y blancas sobre un
fondo gris.
Filby aspiró al señalarlo.
—Quemaduras de guerra —dijo—. Tienen
siempre el mismo aspecto... Un soldado
aéreo, probablemente. ¡Un joven gladiador,
cuyas hazañas adoraremos todos cuando las
Máquinas Parlanchinas las divulguen! ¿Y
aun así, adónde pueden ir luego? —Me miró
y puso su mano marchita en mi brazo—. No
quiero parecer insensible, amigo mío. Sigo
siendo el mismo Filby que conocías. Es que...
¡Dios!, a veces tienes que endurecerte.
Parecía que la mayoría de los viejos edificios
de Londres habían sobrevivido, aunque
algunas de las edificaciones más altas habían
sido derribadas para poder colocar el
caparazón de hormigón —¡me pregunté si la
Columna de Nelson seguiría en pie!— y los
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