Page 149 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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si hubiera hallado la entrada a un secreto mar, se zambullía


        con su mano dura como el acero en lugares de aguas ocul‐

        tas, y luego rociaba verdad y belleza sobre las cabezas de

        sus oyentes.


           Pasó el verano. No había duda ahora de que eran dos los

        que habían sido iluminados. Tathagatha y su pequeño dis‐


        cípulo, al que llamaban Sugata. Se decía incluso que Sugata

        era un sanador, y que cuando sus ojos brillaban extraña‐

        mente y el toque helado de sus manos se posaba sobre un


        miembro  retorcido,  ese  miembro  se  ponía  derecho  de

        nuevo. Se decía que la visión de un hombre ciego le había

        vuelto repentinamente durante uno de los sermones de Su‐


        gata.

           Había dos cosas en las cuales creía Sugata: el Camino de


        la Salvación y Tathagatha, el Buda.

           –Ilustre –le dijo un día–, mi vida estaba vacía hasta que

        me revelaste el Auténtico Camino. Cuando recibiste tu ilu‐


        minación, antes de que iniciaras tus enseñanzas, ¿fue como

        una ráfaga de fuego y un rugir de agua y tú en todas partes

        y formando parte de todo, las nubes y los árboles, los ani‐


        males del bosque, toda la gente, la nieve en la cima de las

        montañas y los huesos en el campo?

           –Sí –dijo Tathagatha.


           –Yo también conozco la alegría de todas las cosas –dijo

        Sugata.


           –Sí, lo sé –dijo Tathagatha.










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