Page 156 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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El hombre de negro alzó la guardia, agitando la cabeza,


          detuvo otro ataque y se lanzó hacia delante, para ser pa‐

          rado a su vez.

             –Así que el baño de muerte protege tu garganta con un


          collar –dijo Yama–. Buscaré la entrada por otro lugar, en‐

          tonces –y su hoja cantó una canción más rápida mientras


          buscaba un golpe más bajo.

             Yama desencadenó toda la furia de su hoja, respaldada

          por los siglos y los maestros de muchas eras. Sin embargo,


          el otro rechazó sus ataques, parando más y más amplia‐

          mente, retirándose con rapidez ahora, pero manteniéndole

          a  raya  mientras  retrocedía  y  contraatacando  constante‐


          mente.

             Retrocedió hasta que tuvo el arroyo a sus espaldas. En‐


          tonces Yama disminuyó su ritmo y comentó:

             –Hace  medio  siglo,  cuando  fuiste  mi  pupilo  por  breve

          tiempo, me dije a mi mismo «Éste lleva dentro la habilidad


          de un maestro.» No estaba equivocado, Rild. Quizá seas el

          mejor espadachín con el que me he enfrentado a lo largo de

          las eras, por todo lo que puedo recordar. Casi podría olvi‐


          dar tu apostasía ante el testimonio de tu habilidad. De he‐

          cho, es una lástima.

             Hizo una finta hacia el pecho de su oponente, y en el úl‐


          timo instante eludió el quite y buscó la muñeca del otro.

             Saltando hacia atrás, parando alocadamente y lanzando


          estocadas  a  la  cabeza  de  Yama,  el  hombre  de  negro  se

          apostó al extremo del tronco que cruzaba la hendidura por

          donde discurría el arroyo.




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