Page 201 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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Encendió una nueva antorcha y la clavó entre dos rocas.


           –¡Así, Odiado, que has vuelto!

           Las palabras cayeron sobre él como latigazos. Afirmán‐

        dose sobre sus pies, se enfrentó a la llama azul y respondió:


           –¿Eres el llamado Taraka?

           –Quien me ató aquí debería saber cómo soy llamado –


        brotaron las palabras–. No creas, oh Siddhartha, que por‐

        que llevas un cuerpo distinto no vas a ser reconocido. Con‐

        templo los flujos de energía que son tu auténtico ser.., no la


        carne que los enmascara.

           –Entiendo –respondió el otro.

           –¿Vienes a burlarte de mí en mi prisión?


           –¿Me burlé de ti cuando te Até?

           –No, no lo hiciste.


           –Hice lo que tenía que hacer para preservar mi propia es‐

        pecie. Los hombres eran débiles y escasos en número. Los

        tuyos cayeron sobre ellos y los hubieran destruido.


           –Nos robaste nuestro mundo, Siddhartha. Nos encade‐

        naste  aquí.  ¿Qué  nueva  indignidad  preparas  para  noso‐

        tros?


           –Quizá haya alguna forma en que pueda ofreceros una

        reparación.

           –¿Qué es lo que quieres?


           –Aliados.

           –¿Quieres que nos pongamos a tu lado en una lucha?


           –Correcto.

           –Y cuando la lucha haya terminado, nos atarás de nuevo.







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