Page 218 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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por eso? ¿Porque tú también conoces y deseas esas cosas,


          pero también cargas con esa maldición humana llamada

          culpa? Si es así, me burlo de tu debilidad, Atador. Y te ven‐

          ceré.


             –Es porque soy lo que soy, demonio –dijo Siddharta, lan‐

          zando sus energías contra él–. Es porque soy un hombre


          que ocasionalmente aspira a cosas más allá del vientre y el

          falo. No soy el santo que los budistas creen que soy, y no

          soy el héroe de la leyenda. Soy un hombre que conoce mu‐


          cho miedo, y que ocasionalmente siente culpabilidad. Prin‐

          cipalmente, sin embargo, soy un hombre que ha decidido

          hacer algo, y tú estás bloqueando mi camino. Así que here‐


          darás mi maldición. Tanto si venzo como si pierdo, Taraka,

          tu destino ya se ha visto alterado. Ésta es la maldición del


          Buda, nunca volverás a ser el mismo que fuiste.

             Y durante todo aquel día permanecieron en el balcón, con

          las ropas empapadas por el sudor. Permanecieron inmóvi‐


          les como estatuas, hasta que el sol desapareció del cielo y

          el sendero de oro dividió el oscuro cuenco de la noche..

          Una  luna  se  alzó  por  encima  del  muro  del  jardín.  Más


          tarde, otra se le unió.

             –¿Cuál es la maldición del Buda? –inquinó Taraka, una y

          otra vez. Pero Siddhartha no replicó.


             Había derribado la última pared, y ahora lucharon con

          energías como haces de fulgurantes flechas.


             De un Templo, en la distancia, llegó el monótono batir de

          un tambor, y ocasionalmente una criatura del jardín croó,







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