Page 233 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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en ocasiones años más tarde, aquella escena volvió para


        minar sus esfuerzos y burlarse de sus alegrías, para hacerle

        meditar, conocer la culpabilidad, sentir tristeza y así sen‐

        tirse humilde.







           Al cabo de un rato uno de los rakasha que se había mar‐

        chado antes regresó y descendió al fondo del pozo. Flotó

        en el aire e informó de lo que había visto. Mientras hablaba


        sus fuegos adoptaron la forma de una cruz tao.

           –Es la forma de ese carro –dijo– que llameó cruzando el

        cielo y luego cayó posándose en el valle más allá del Pico


        Sur.

           –Atador, ¿conoces esa nave? –preguntó Taraka.


           –La he oído describir antes –dijo Sam–. Es el carro del

        trueno del Señor Shiva.

           –Describe a su ocupante –le dijo al demonio.


           –Eran cuatro, Señor.

           –¡Cuatro!

           –Sí. Hay ese al que has descrito como Agni, el Señor de


        los Fuegos. Con él hay otro que lleva los cuernos de un toro

        clavados sobre un casco bruñido, su armadura parece de

        bronce viejo, pero no es bronce, está trabajada con la forma


        de varias serpientes, y no parece pesarle cuando se mueve.

        Éste lleva en su única mano un tridente muy brillante, y su


        cuerpo no va protegido por ningún escudo.

           –Éste es Shiva –dijo Sam.







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