Page 230 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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Se dirigieron hacia el norte como un torbellino, y final‐
mente los Ratnagans estuvieron a sus pies. Cuando llega‐
ron a la montaña llamada Channa, rebasaron su pico y se
posaron en el saliente ante la abierta entrada del Pozo del
Infierno.
Entraron y cerraron la puerta a sus espaldas.
–La persecución seguirá –dijo Sam–, y ni siquiera el Pozo
del Infierno podrá protegernos contra ella.
–¡Qué seguros están de su poder –dijo Taraka–, para en‐
viar sólo a uno!
–¿No crees que esa confianza tiene su fundamento?
–No –dijo Taraka–. ¿Pero qué hay del Hombre de Rojo del
que hablaste, el que bebe la vida con los ojos? ¿No creías
que enviarían al Señor Yama en vez de a Agni?
–Sí –dijo Sam, mientras se adentraban en el pozo–. Estaba
seguro de que él me seguiría, y aún creo que lo hará.
Cuando lo vi por última vez, le puse en una situación algo
comprometida. Supongo que me perseguirá a cualquier
lado. Quién sabe, puede que incluso esté emboscado en el
propio fondo del Pozo del Infierno.
Llegaron al borde del pozo y empezaron a descender por
el sendero.
–No nos aguarda aquí dentro –anunció Taraka–. Si al‐
guien distinto de un rakasha hubiera pasado por aquí ya
hubiera sido detectado por aquellos que aguardan atados.
–Vendrá –dijo Sam–, y cuando el Hombre de Rojo llegue
al Pozo del Infierno, nadie lo detendrá en su camino.
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