Page 236 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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–Muy bien. Te haré caso, Siddhartha. Tus palabras me
han emocionado, Sam. Pero querría probar su fuerza. Así
que voy a enviar algunos de los rakasha contra ellos. Pero
tu y yo viajaremos lejos muy profundo, hasta las raíces del
mundo. Allí aguardaremos el informe de la victoria. Si de
algún modo, los rakasha pierden en la confrontación, en‐
tonces te llevaré muy lejos de aquí y te devolveré tu cuerpo.
Lo conservaré unas cuantas horas más sin embargo, para
saborear tus pasiones en esta lucha.
Sam asintió con la cabeza.
–Amén –dijo, y con una sensación de cosquilleo de bur‐
bujeo, se sintió elevado del suelo y llevado a través de enor‐
mes cavernas y pasillos jamás cartografiados por los hom‐
bres.
Mientras avanzaban de abovedada caverna a abovedada
caverna, descendiendo por túneles y abismos y pozos, cru‐
zando laberintos y grutas y corredores de roca, Sam dejó
vagar su mente, adentrándose hacia atrás por los senderos
de la memoria. Pensó en los días de su reciente ministerio,
cuando intentó añadir las enseñanzas del Gautama al con‐
junto de la religión por la que era gobernado el mundo.
Pensó en un hombre extraño, Sugata, cuyas manos habían
impartido tanto la muerte como la bendición. A lo largo de
los años, sus nombres se verían mezclados junto con sus
acciones. Había vivido demasiado como para no saber la
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