Page 237 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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forma en que el tiempo moldeaba las leyendas. Había ha‐
bido un auténtico Buda, ahora lo sabía. La enseñanzas que
él había ofrecido, no importaba lo espurias que fuesen, ha‐
bían atraído a aquel auténtico creyente, que había alcan‐
zado de algún modo la iluminación, marcado la mente de
los hombres con su santidad y luego acudido voluntaria‐
mente al sacrificio en manos de la propia Muerte. Sabía que
Tathagatha y Sugata se convertirían en parte de una sola
leyenda, y que Tathagatha brillaría a la luz arrojada por su
discípulo. Tan sólo un Dhamma sobreviviría. Luego su
mente retrocedió a la batalla en la Mansión del Karma, y a
la maquinaria aún oculta en un lugar secreto. Y entonces
pensó en las incontables transferencias a que se había so‐
metido en tiempos anteriores, y en las batallas en que había
participado, en las mujeres que había amado a lo largo de
los siglos, pensó en cómo podía haber sido aquel mundo y
en cómo era, y por qué. Entonces se vio arrastrado de
nuevo por su ira contra los dioses. Pensó en los días en que
un puñado de ellos habían luchado contra los rakasha y los
nagas, los gandharvas y el pueblo del mar, los demonios
kataputna y las madres del terrible fulgor, los dakshinis y
los pretas, los skandas y los pisakas, y habían vencido, li‐
berando al mundo del caos y edificando su primera ciudad
de los hombres. Había visto esta ciudad atravesar todos los
estadios por los que puede pasar una ciudad, hasta que
ahora se hallaba habitada por aquellos que podían alterar
sus mentes por un momento y transformarse en dioses,
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