Page 232 - El Señor De La Luz - Roger Zelazny
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mientras tos sentimientos que los acompañaban se redu‐
cían a palabras y cadencias más familiares a su mentalidad.
Somos las legiones condenadas del Pozo del Infierno
los desterrados de la llama caída.
Somos la raza vencida por el hombre
así que maldecimos al hombre ¡Olvidad su nombre!
Este mundo era nuestro antes de los dioses en los días anteriores
a la raza de los hombres. Y cuando hombres y dioses se hayan ido
este mundo volverá a ser nuestro de nuevo.
Las montañas caerán, se secarán los mares las lunas desapare‐
cerán del cielo. El Puente de los Dioses caerá algún día y todo lo
que respira acabará muriendo.
Pero nosotros los del Pozo del Infierno prevaleceremos cuando
caigan los dioses, cuando caigan los hombres Las legiones de los
condenados no morirán ¡Esperaremos, esperaremos, para surgir
de nuevo!
Sam se estremeció mientras seguían cantando y cantando
recordando sus desvanecidas glorias confiados de su habi‐
lidad de sobrevivir a toda circunstancia, de enfrentarse a
cualquier fuerza, con el judo cósmico de un empuje un ti‐
rón y una larga espera, contemplando como todo lo que
desaprobaban volvía su fuerza contra sí mismo y pasaba.
En aquel momento casi creyó que lo que estaban cantando
era cierto y que un día no habría allí nadie excepto los ra‐
kasha merodeando sobre el transfigurado paisaje de un
mundo muerto.
Luego dirigió su mente a otros asuntos y obligó a aquellas
ideas a salir de él. Pero en los días que siguieron, e incluso
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