Page 643 - Hijos del dios binario - David B Gil
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los ojos un tanto avergonzada de sí misma y
maldijo para sus adentros.
—Aquí nos bajamos —anunció su
acompañante, completamente ajeno a sus pequeñas
humillaciones.
Recorrieron varias galerías de aquella
intrincada colmena de cristal y hormigón hasta
entrar en un supermercado subterráneo.
—¿Sabes comer con palillos? —le preguntó
Daniel.
—Claro.
—Bien, espérame aquí. —Y se perdió entre los
pasillos de luz fría.
«Joder —pensó Alicia—, una cena romántica.
¿Por qué tuve que decir semejante gilipollez?»,
pero antes de que pudiera seguir torturándose en
silencio, alguien la hizo a un lado de un empellón.
Se volvió indignada, dispuesta a enfrentarse al
desconsiderado que la había empujado sin pedir
disculpas, pero se quedó sin palabras al descubrir a
un ser consumido, de ojos hundidos y piel tan
pálida que podían leerse sus capilares venosos.
Vestía ropa holgada y calzado deportivo, y aunque
se cubría la cabeza con una gorra, podía apreciarse
el cabello ralo sobre la nuca, como si alguien le
hubiera arrancado mechones hasta dejar expuesto
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