Page 336 - LIBRO DE ACTAS-II-JORINVEDUC-2016
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aportes de Jorge Larrosa (2000), que nos plantea que, “es lo aprendido en tanto nos pasa –como
                 sujetos- por oposición a lo que simplemente pasa…”. Parafraseando a Andrea Alliaud (2002:40) es
                 aquello que, “… nos formó, más allá de las intenciones pre-fijadas, explícitas o formalizadas…”
                 Se asume, además, la perspectiva de formación que plantea Ferry (1997:55) “…uno se forma a sí
                 mismo, pero uno se forma sólo por mediación.” Estas mediaciones, dice el autor, “…son variadas,
                 diversas. Los formadores son mediadores humanos, lo son también las lecturas, las circunstancias, los
                 accidentes  de  la  vida,  la  relación  con  los  otros…Todas  estas  son  mediaciones  que  posibilitan  la
                 formación,  que  orientan  el  |desarrollo,  la  dinámica  del  desarrollo  en  un  sentido  positivo”.  “los
                 dispositivos, los contenidos de aprendizaje, el currículum no son la formación en sí, sino medios
                 para la formación …”.      Además, nos plantea que, “…la formación de los enseñantes se inscribe en un
                 contexto histórico y cultural que la subdetermina.” (Ferry, Op. Cit: 45).
                        Se toma en consideración los aportes de la perspectiva socio-antropológica que plantea
                 Elena Achilli (2000:23) para pensar la concepción de “formación docente”, quien la entiende como
                 un “…determinado proceso en el que se articulan prácticas de enseñanza y de aprendizaje orientadas
                 a  la  configuración  de  sujetos  docentes/enseñantes.  Desde  esta  categorización  de  la  “formación
                 docente” resulta clave la misma noción de “práctica docente”, en un doble sentido. Por un lado, como
                 práctica de la enseñanza que supone cualquier proceso formativo. Por el otro, como la apropiación del
                 mismo  oficio  magisterial,  de  cómo  iniciarse,  perfeccionarse  y/o  actualizarse  en  la  práctica  de
                 enseñar.”

                        Otro concepto utilizado es el de “ritos de institución”: “Uno de los efectos esenciales del rito es
                 el de separar e instituir una diferencia”, y con esto referir más que a ritos de iniciación como de paso
                 a “…ritos de consagración, de legitimación o de institución”. “…la división que el rito realiza entre
                 quienes son aptos y quienes no lo son; ejercer un efecto de consagración haciendo conocer y reconocer
                 diferencias tanto desde el agente investido como por los demás” (Edelstein, 1998:47).
                 Se trabaja conceptualmente el término “representación”. Se ha decidido utilizar el aporte teórico de
                 Mastache Anahí, quien aborda las representaciones sobre la formación para determinar en qué
                 medida éstas inciden en los procesos de enseñanza y aprendizaje y en los procesos de cambio. Esta
                 autora retoma aportes de varias líneas teóricas para reconceptualizar el término “representación”.
                 Expone que, en las instituciones, como en toda organización, existen representaciones compartidas
                 acerca de hechos, conductas, etc. y que: “El conjunto de representaciones compartidas actúa como un
                 marco de referencia en función del cual los individuos y grupos definen los objetos, comprenden las
                 situaciones, planifican sus acciones, etc. Funcionan como organizadores del pensamiento y la acción...”
                 (Mastache, 1993. 17).
                        Mastache, retomando a Moscovici, plantea que: las representaciones no son meras copias
                 de  la  realidad,  sino  que  opera  un  proceso  de  creación  que  se  concreta  mediante:  “...  todas  las
                 informaciones que el sujeto tiene del objeto a ser representado; es decir, a partir de las informaciones
                 que provienen de sus sentidos, de su experiencia previa con el objeto y de su experiencia con otros
                 sujetos y grupos en función del objeto en cuestión” (Op.Cit. ibid)
                        Se  considera  como  referencia  a  la  Teoría  Educativa  Crítica  de  Giroux  (1990),
                 específicamente,  la  concepción  de  los  “profesores  como  intelectuales  transformativos”,  que
                 combinan “reflexión y acción con el fin de potenciar la enseñanza como práctica emancipadora”. La
                 importancia de comprender cómo las subjetividades se producen y regulan a través de formas
                 sociales de naturaleza históricas.
                        También sirven de plataforma teórica para pensar la temática a investigar, los aportes de
                 Donald A. Schon (1992), acerca de “la formación del práctico reflexivo”, las “zonas indeterminadas
                 de la práctica”, tal es el caso de “la incertidumbre, la singularidad y el conflicto” (Op.Cit.: 20). Los
                 aportes  acerca  del  “conocimiento  en  la  acción”  y  “reflexión  en  la  acción”,  que  “...son  siempre
                 construcciones. (...) el conocimiento en la acción es dinámico, y los “hechos”, los “procedimientos”, las


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