Page 100 - El alquimista
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El viento era muy orgulloso y le molestó lo que el chico decía.
Comenzó a soplar con más fuerza, levantando las arenas del desierto.
Pero finalmente tuvo que reconocer que, aun habiendo recorrido el
mundo entero, no sabía cómo transformar a los hombres en viento. Y
no conocía el Amor.
-Mientras paseaba por el mundo noté que muchas personas
hablaban de amor mirando hacia el cielo -dijo el viento, furioso por
tener que aceptar sus limitaciones-. Tal vez sea mejor preguntar al
cielo.
-Entonces ayúdame -dijo el muchacho-. Llena este lugar de polvo
para que yo pueda mirar al sol sin quedarme ciego.
El viento sopló con mucha fuerza, y el cielo se llenó de arena,
dejando apenas un disco dorado en el lugar del sol.
Desde el campamento resultaba muy difícil ver lo que sucedía. Los
hombres del desierto ya conocían aquel viento. Se llamaba simún, y
era peor que una tempestad en el mar (porque ellos no conocían el
mar). Los caballos relinchaban y las armas empezaron a quedar
cubiertas de arena.
En el peñasco, uno de los comandantes le dijo al general:
-Quizá sea mejor parar todo esto.
Ya casi no podían ver al muchacho. Los rostros seguían cubiertos
por los velos azules, pero los ojos ahora transmitían solamente
espanto.
-Vamos a poner fin a esto -insistió otro comandante.
-Quiero ver la grandeza de Alá -dijo, con respeto, el general-.
Quiero ver cómo los hombres se transforman en viento.
Pero anotó mentalmente el nombre de los dos hombres que habían
tenido miedo. En cuanto el viento parase, los destituiría de sus
respectivos puestos, porque los hombres del desierto no sienten
miedo.
-El viento me dijo que tú conoces el Amor -dijo el muchacho al
Sol-. Si conoces el Amor, conoces también el Alma del Mundo, que
está hecha de Amor.
-Desde donde estoy puedo ver el Alma del Mundo -dijo el Sol-. Ella
se comunica con mi alma y los dos juntos hacemos crecer las plantas
y caminar en busca de sombra a las ovejas. Desde donde estoy, y estoy
muy lejos del mundo, aprendí a amar. Sé que si me aproximo un poco
más a la Tierra, todo lo que hay en ella morirá, y el Alma del Mundo
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