Page 67 - El alquimista
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Otro hombre se aproximó. Era más viejo, y traía sólo un pequeño
cubo. El muchacho repitió la pregunta.
-¿Por qué queréis conocer a esa clase de hombre? -respondió el
árabe con otra pregunta.
-Porque mi amigo viajó muchos meses para encontrarlo -repuso el
chico.
-Si este hombre existe en el oasis, debe de ser muy poderoso -dijo
el viejo después de meditar unos instantes-. Ni los jefes tribales
consiguen verlo cuando lo necesitan. Sólo cuando él lo decide.
»Esperad a que termine la guerra. Y entonces, partid con la
caravana. No queráis entrar en la vida del oasis -concluyó alejándose.
Pero el Inglés quedó exultante. Estaban en la pista correcta.
Finalmente apareció una moza que no iba vestida de negro. Traía
un cántaro en el hombro, y la cabeza cubierta con un velo, pero tenía
el rostro descubierto. El muchacho se aproximó para preguntarle sobre
el Alquimista.
Entonces fue como si el tiempo se parase y el Alma del Mundo
surgiese con toda su fuerza ante él. Cuando vio sus ojos negros, sus
labios indecisos entre una sonrisa y el silencio, entendió la parte más
importante y más sabia del Lenguaje que todo el mundo hablaba y que
todas las personas de la tierra eran capaces de entender en sus
corazones. Y esto se llamaba Amor, algo más antiguo que los hombres
y que el propio desierto, y que sin embargo resurgía siempre con la
misma fuerza dondequiera que dos pares de ojos se cruzaran como se
cruzaron los de ellos delante del pozo. Los labios finalmente decidie-
ron ofrecer una sonrisa, y aquello era una señal, la señal que él esperó
sin saberlo durante tanto tiempo en su vida, que había buscado en las
ovejas y en los libros, en los cristales y en el silencio del desierto.
Allí estaba el puro lenguaje del mundo, sin explicaciones, porque
el Universo no necesitaba explicaciones para continuar su camino en
el espacio sin fin. Todo lo que el muchacho entendía en aquel
momento era que estaba delante de la mujer de su vida, y sin ninguna
necesidad de palabras, ella debía de saberlo también. Estaba más seguro
de esto que de cualquier cosa en el mundo, aunque sus padres, y los
padres de sus padres, dijeran que era necesario salir, simpatizar,
prometerse, conocer bien a la persona y tener dinero antes de casarse.
Los que decían esto quizá jamás hubiesen conocido el Lenguaje
Universal, porque cuando nos sumergimos en él es fácil entender que
siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en
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