Page 60 - 20 LABERINTO DE LA SOLEDAD--OCTAVIO PAZ
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circunstancias históricas, sino de un movimiento intelectual universal, que en México se inicia en el
                  siglo XVIII. La Reforma es el resultado de la  obra y de la ideología de varias generaciones
                  intelectuales, que la preparan, predicen y realizan. Es la obra de la "inteligencia" mexicana. La Re-
                  volución se presenta al principio como una exigencia de verdad y limpieza en los métodos
                  democráticos, según puede verse en el Plan de San Luis (5 de octubre de 1910). Lentamente, en
                  plena lucha o ya en el poder, el movimiento se encuentra y define. Y esta ausencia de programa
                  previo le otorga originalidad y autenticidad  populares. De ahí provienen su grandeza y sus de-
                  bilidades.
                     Entre los precursores de la Revolución se acostumbra a citar un grupo disperso y aislado: Andrés
                  Molina Enríquez, Filomeno Mata, Paulino Martínez, Juan Sarabia, Antonio Villarreal, Ricardo y
                  Enrique Flores Magón. Ninguno de ellos era verdaderamente un intelectual, quiero decir un hombre
                  que se hubiese planteado de un modo cabal la situación de México como un problema y ofreciese
                  un nuevo proyecto histórico. Molina Enríquez tuvo una idea clara del problema agrario, pero no
                  creo que sus observaciones hayan sido aprovechadas por los revolucionarios sino tardíamente, en
                  una época posterior al Plan de Ayala (25 de noviembre de 1911), documento político que condena
                  las aspiraciones de los zapatistas. La influencia de Flores Magón, uno de los hombres más puros del
                  movimiento obrero mexicano, no se advierte en nuestras leyes obreras. El anarquismo de Flores
                  Magón estaba alejado necesariamente de nuestra Revolución, aunque el movimiento sindical
                  mexicano se inicie influido por las ideas anarcosindicalistas.
                     La Independencia y, más acentuadamente, la Reforma, son movimientos que reflejan, prolongan
                  y adaptan ideologías de la época. Silva Herzog dice al respecto: "Nuestra Revolución no tuvo nada
                  en común con la Revolución rusa, ni siquiera en la superficie; fue antes que ella. ¿Cómo pudo
                  entonces haberla imitado? En la literatura revolucionaria de México, desde fines del siglo pasado
                  hasta 1917, no se usa la terminología socialista europea; y es que nuestro movimiento social nació
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                  del propio suelo, del corazón sangrante del pueblo y se hizo drama doloroso y a la vez creador.  La
                  ausencia de precursores ideológicos y la escasez de vínculos con una ideología universal
                  constituyen rasgos característicos de la Revolución y la raíz de muchos conflictos y confusiones
                  posteriores.
                     Se conocen los antecedentes inmediatos del movimiento. En primer término, la situación política
                  y social del país. La clase media había crecido gracias al impulso adquirido por el comercio y la
                  industria, que si estaban en su mayoría en manos extranjeras, utilizaban un personal nativo. Había
                  surgido una nueva generación, inquieta y que deseaba un cambio. La querella de las generaciones se
                  alía así a la discordia social. El gobierno de Díaz no era nada más un gobierno de privilegiados, sino
                  de viejos que no se resignaban a ceder el poder. La inconformidad de los jóvenes se expresaba por
                  un ansia de ver alguna vez realizados los principios del liberalismo. Los primeros ideales
                  revolucionarios son predominantemente políticos.  Se pensaba que el ejercicio de los derechos
                  democráticos haría posible un cambio de métodos y personas.
                     A la inquietud de la clase media debe agregarse la de la naciente clase obrera. La legislación
                  liberal no preveía ninguna defensa contra los abusos de los poderosos. Campesinos y obreros vivían
                  desamparados frente a caciques, señores feudales  e industriales. Pero los campesinos mexicanos
                  poseían una larga tradición de luchas; los obreros no solamente carecían de los más elementales de-
                  rechos, sino de una experiencia o una teoría en que apoyar sus demandas y justificar su combate. La
                  ausencia de tradiciones propias hacía de la clase obrera la clase desheredada por excelencia. A pesar
                  de esta situación estallaron varias huelgas, reprimidas sin piedad. Y más tarde los obreros decidirían
                  uno de los episodios más importantes de la lucha civil: sus líderes se alían a Carranza y firman el
                  "Pacto de la Casa del Obrero Mundial y el Movimiento Constitucionalista" (17 de febrero de 1915).
                  A cambio de una legislación obrera, se ligaba el  proletariado a una de las facciones en que se
                  dividió el movimiento revolucionario. Desde entonces la clase obrera ha dependido, más o menos
                  estrechamente, de los gobiernos revolucionarios, circunstancia de capital importancia para entender
                  al México de nuestros días, según se verá más adelante.




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