Page 137 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               vuestras prescripciones, es un punto sobre el que los sabios  pueden
               tener un dracma de escrúpulo, casi diría un escrúpulo entero.
               LORD JUSTICIA.- Os mandé venir a hablarme cuando había una
               grave acusación contra vos, a cansa de vuestro género de vida.
               FALSTAFF.- Y yo, siguiendo la opinión de mi consejero legal,  un
               sabio legista de este país, no me presenté.
               LORD JUSTICIA.- Bien, pero el hecho es, Sir John, que lleváis una
               vida grandemente infame.
               FALSTAFF.- El que ciñe un cinturón como el mío, tiene que vivir en
               grande.
               LORD JUSTICIA.- Vuestros recursos son escasos y vuestros gastos
               enormes.
               FALSTAFF.- Quisiera que fuera al contrario; mis recursos enormes y
               mis gastos escasos.
               LORD JUSTICIA.- Habéis corrompido al joven príncipe.
               FALSTAFF.- El es quien me ha corrompido a mí; yo soy el
               compañero de la gran panza y él mi perro.
               LORD JUSTICIA.- Bien; sentiría reabrir una herida recién cerrada.
               Vuestros servicios diurnos en Shrewsbury han dorado un tanto vuestra
               hazaña nocturna de Gadshill; debéis agradecer a la inquietud de los
               tiempos la quietud que gozáis después de esa acción.
               FALSTAFF.- Milord?
               LORD JUSTICIA.- Pero ya que eso es así, estaos quieto; no despertéis
               al lobo que duerme.
               FALSTAFF.- Despertar un lobo es tan desagradable como olfatear un
               zorro.
               LORD JUSTICIA.- Pensad que estáis como una bujía cuya mejor
               parte se ha consumido ya.
               FALSTAFF.- Una antorcha de alegría, milord, toda de sebo; y si
               hubiera dicho de cera, mi vegetación probaría la verdad de mi aserto.
               LORD JUSTICIA.- No hay en vuestra cara un solo pelo blanco que no
               debiera inculcaros la gravedad.

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