Page 158 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 158

www.elaleph.com
               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

               y el libro, sobre el que los demás se modelaban. Y a él, a ese prodigio,
               a ese milagro de los hombres, habéis abandonado!- No habéis
               secundado a aquel que nunca tuvo segundo. Le dejasteis afrontar el
               horrible Dios de la guerra desaventajado y sostener un campo de
               batalla donde solo el eco del nombre de Hotspur era elemento de
               lucha. Así le abandonasteis. Nunca, oh! nunca, hagáis a su sombra la
               afrenta de mantener vuestra palabra con más religión a los otros que a
               el! Dejadlos solos. El mariscal y el arzobispo son fuertes. Si mi dulce
               Harry hubiera tenido la mitad de sus tropas, podría hoy, colgada del
               cuello de mi Hotspur, hablar de la tumba de Monmouth!
               NORTHUMBERLAND.- Amargo y duro tienes el corazón, mi gentil
               hija! Abates mi espíritu, haciéndole de nuevo lamentar pasados
               errores. Pero debo ir a hacer frente al peligro; si no me buscará en otra
               parte y me encontrará menos preparado.
               LADY NORTHUMBERLAND.- Oh! huye a Escocia, hasta que los
               nobles y las comunas armadas hayan hecho un primer ensayo de sus
               fuerzas.
               LADY PERCY.- Si ganan terreno y obtienen ventajas sobre el rey,
               entonces unios a ellos, como un puntal de acero, para fortalecer su
               pujanza; pero, por todo lo que amamos, dejadles que primero se
               ensayen ellos mismos. Así hizo vuestro hijo, así permitisteis que
               hiciera, así quedé yo viuda, Y jamás tendré bastante vida para regar
               mi recuerdo con mis lágrimas, de manera que crezca y se eleve tan
               alto como los cielos, en memoria de mi noble esposo.
               NORTHUMBERLAND.- Vamos, vamos, entrad conmigo. Sucede a
               mi espíritu lo que a la marea cuando, llegada a su mayor altura, queda
               inmóvil entre dos direcciones. De buena gana iría a reunirme con el
               arzobispo, pero mil razones me detienen. Resuelvo ir a Escocia; allí
               permaneceré hasta que el momento y la ocasión exijan mi regreso.
               (Salen)





                                          158
                          Este documento ha sido descargado de
                                  http://www.educ.ar
   153   154   155   156   157   158   159   160   161   162   163