Page 175 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               Enrique IV                             donde los libros son gratis

               SILENCIO.- Ese Sir John, primo, que va venir en busca de reclutas?
               TRIVIAL.- El mismo Sir John, el mismísimo. Le vi rajar la cabeza a
               Skogan en la puerta del colegio, cuando era un mocoso de este
               tamaño; y el mismo día me batí con un Sanson Stockfish, un frutero,
               detrás de la posada de Gray. Oh! los locos días pasados! Y ver cuántas
               de mis viejas relaciones han muerto!
               SILENCIO.- Todos hemos de seguir, primo.
               TRIVIAL.- Sin duda, sin duda; seguramente, seguramente. La muerte,
               como dice el Salmista, es segura para todos. Todos morirán. Cuánto
               una buena yunta de bueyes en la feria de Stamfort?
               SILENCIO.- A la verdad, primo, no he estado allí.
               TRIVIAL.- La muerte es segura...Vive aun el viejo Double de vuestra
               ciudad?
               SILENCIO.- Ha muerto, señor.
               TRIVIAL.- Muerto!- Toma! Toma!- Tiraba tan bien el arco! Y
               muerto! Hacía unos golpes excelentes; Juan de Gante le quería bien y
               apostaba mucho dinero por él, Muerto! Habría dado en el blanco a
               doscientos cuarenta pasos; lanzaba una flecha a doscientos ochenta,
               hasta doscientos noventa mismo, de tal manera que alegraba el
               corazón verle... Cuánto la veintena de ovejas?
               SILENCIO.- Depende de como son; una veintena de buenas ovejas
               puede valer diez libras.
               TRIVIAL.- Y el viejo Double ha muerto! (Entran Bardolfo y otro con
               él)
               SILENCIO.- Ahí vienen dos de los hombres de Sir John Falstaff,
               según creo.
               BARDOLFO.- Buenos días, honorables caballeros. Cuál de vosotros
               es, os ruego, el Juez Trivial?
               TRIVIAL.- Yo soy Roberto Trivial, señor, un pobre hidalgo de este
               condado y uno de los jueces de paz del rey. Qué se os ofrece de mí?





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