Page 196 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

                   Y bien, Falstaff, dónde habéis estado todo este tiempo? Siempre
               llegáis cuando todo ha concluido. Por vida mía que todas esas tretas el
               día menos pensado van a hacer deslizar una plancha de horca bajo
               vuestros pies.
               FALSTAFF.- Sería una lástima, milord, que así no sucediera. Nunca
               he conocido otra cosa sino censuras y reprensiones como recompensa
               del valor. Pensáis que soy una golondrina, una flecha o una bala?
               Tengo acaso, en mi pobre y vieja movilidad, la rapidez del
               pensamiento? He corrido hasta aquí con la más extremada prontitud
               posible; he reventado más de ciento ochenta caballos de posta y aquí
               mismo, embarrado como estoy, he, en mi puro e inmaculado valor,
               hecho prisionero a Sir John Coleville del Valle, un furiosísimo
               caballero y valeroso enemigo. Pero qué vale eso? Me vio y se rindió;
               tanto es que puedo justamente decir como el gran narigón de Roma:
               vine, vi, vencí.
               PRÍNCIPE JUAN.- Debido más a su cortesía que a vuestro valor.
               FALSTAFF.- No lo sé; el hecho es que aquí está y aquí os lo entrego.
               Ruego a Vuestra Gracia se sirva hacer anotar este acto con el resto de
               los sucesos del día. Si no, por el cielo, lo haré cantar en una balada
               especial, con mi propio retrato al frente y Coleville besándome los
               pies. Si me veo forzado a tomar ese partido, sino aparecéis todos
               vosotros a mi lado como monedillas doradas de a dos peniques y yo,
               en el brillante cielo de la fama, eclipsándoos como la luna llena apaga
               las chispas del firmamento, que parecen cabezas de alfiler a su lado,
               no creáis en la palabra del noble. En consecuencia dejadme gozar de
               mis derechos y permitid que el mérito ascienda.
               PRÍNCIPE JUAN.- Eres muy pesado para ascender.
               FALSTAFF.- Entonces, hacedlo brillar.
               PRÍNCIPE JUAN.- Es demasiado opaco para brillar.
               FALSTAFF.- Haced cualquier cosa, mi buen lord, que me sea
               favorable, y llamadla como queráis.
               PRÍNCIPE JUAN.- Tu nombre es Coleville?

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