Page 200 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
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               William Shakespeare                    donde los libros son gratis

               cariño mostrándote frío o indiferente hacia él. Porque es benevolente
               cuando se le cultiva; tiene siempre una lágrima para la piedad y la
               mano generosa como la luz del día para la dulce caridad. Sin
               embargo, cuando se le exaspera, es de piedra, tan sombrío como el
               invierno, tan brusco como las lluvias heladas que caen al amanecer.
               Por lo tanto, debe observarse mucho su temperamento; regáñale por
               sus faltas, pero hazlo con respeto y cuando te apercibas que su sangre
               se inclina al contento. Pero, si está mal humorado, dale espacio y
               suéltale la cuerda, hasta que sus pasiones, como una ballena sobre la
               arena, se consuman en sus propios esfuerzos. No olvides esto, Tomás
               y serás un amparo para tus amigos, el vínculo de oro que mantendrá
               unidos a tus hermanos, tanto, que el vaso en el que su sangre se
               confunde, será inatacable al veneno de la sugestión que por fuerza la
               edad derramará en él, aun cuando ese veneno fuera tan violento como
               el acónito tan impetuoso como la pólvora.
               CLARENCE.- Cultivaré su cariño con toda mi atención y mi ternura.
               REY ENRIQUE.- Porqué no estás ahora en Windsor con él, Tomás?
               CLARENCE.- No está allí hoy; come en Londres.
               REY ENRIQUE.- Quién le acompaña? Puedes decírmelo?
               CLARENCE.- Poins y otros de sus compañeros habituales.
               REY ENRIQUE.- Las tierras más ricas son las más invadidas por la
               mala yerba. Y él, la noble imagen de mi juventud, está obstruido por
               ella; es por eso que mi angustia se extiende más allá de la hora de la
               muerte. Mi corazón llora sangre cuando me figuro por la imaginación,
               los días de extravío, los tiempos corrompidos que veréis cuando yo
               duerma con mis antepasados. Porque cuando su obstinado desenfreno
               no tenga sujeción, cuando la cólera y el ardor de la sangre sean sus
               consejeros, cuando los medios y la prodigalidad se reúnan, oh! con
               que alas le arrebatarán sus pasiones a través de peligros
               amenazadores, hacia la ruina fatal!
               WARWICK.- Mi buen lord, miráis demasiado lejos. El príncipe solo
               estudia a sus compañeros como una lengua extranjera. Así, para saber

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