Page 60 - 14 ENRIQUE IV--WILLIAM SHAKESPEARE
P. 60
www.elaleph.com
William Shakespeare donde los libros son gratis
FALSTAFF.- Pero estás loco? Estás loco? No es verdad, la pura
verdad?
PRÍNCIPE ENRIQUE.- Pero cómo has podido distinguir que esos
hombres estaban vestidos de paño verde de Kendal, cuando estaba tan
oscuro que no podías ver tus manos? A ver, danos una razón; qué
contestas a eso?
POINS.- Vamos, una razón, Jack, una razón!
FALSTAFF.- Cómo, así, por apremio? No, aunque me descuartizaran,
aunque me dieran todos los suplicios del mundo, no diría una palabra
por apremio. Obligarme a dar una razón! Aunque las razones fueran
más abundantes que las moras en los cercos, no le daría a nadie una
sola. Con apremios, a mí!
PRÍNCIPE ENRIQUE.- No quiero ser más tiempo cómplice de éste
mentir descarado; éste sanguíneo poltrón, éste demoledor de camas,
éste deslomador de caballos, esta sucia mole de carne...
FALSTAFF.- Fuera de aquí, hambriento, piel de duende, lengua seca
de buey, bacalao!... Oh! si tuviese aliento para decirte a todo lo que te
pareces! Vara de sastre, vaina, mascarón de proa, vil espadín!...
PRÍNCIPE ENRIQUE.- Bien, respira un poco y recomienza; cuando
te hayas agotado en innobles comparaciones, óyeme un poco.
POINS.- Escucha, Jack.
PRÍNCIPE ENRIQUE.- Éste y yo os hemos visto, a vosotros cuatro,
caer sobre cuatro hombres; los habéis atado y despojado de cuanto
tenían encima. Oye ahora cómo, con una palabra, echo al suelo toda tu
historia... Entonces, nosotros dos caímos sobre vosotros cuatro y en un
suspiro os aligeramos de vuestra presa, trayéndonosla; os la podemos
mostrar, aquí, en esta casa. En cuanto a ti, Falstaff, te echaste la panza
al hombro con extraordinaria habilidad y metiste a correr como un
gamo, bramando, pidiendo gracia, mugiendo como nunca oí a un
becerro. Es necesario que seas muy canalla para haber mellado así tu
espada y asegurar que fue batiéndote! Qué fábula, qué estratagema,
60
Este documento ha sido descargado de
http://www.educ.ar

