Page 54 - A orillas del río Piedra me senté y lloré
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coraje para estirar la mano y coger los frutos. Es necesario buscar el amor
                  donde esté, aunque eso signifique horas, días, semanas de decepción y triste-
                  za.

                         Porque en el momento en que salimos en busca del amor, el amor tam-
                  bién sale a nuestro encuentro.

                         Y nos salva.

                         Cuando la Otra se apartó de mí, mi corazón volvió a conversar conmigo.
                  Me contó que la grieta en la pared del dique dejaba pasar un torrente, que los
                  vientos soplaban en todas direcciones y que él se sentía feliz porque yo le es-
                  cuchaba de nuevo.
                         Mi corazón me decía que estaba enamorada. Me dormí contenta, con
                  una sonrisa en los labios.
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