Page 50 - El avaro - Molière - Ciudad Seva
P. 50

El avaro - Molière - Ciudad Seva                                       http://www.ciudadseva.com/textos/teatro/moliere/avaro.htm





                  VALERIO. ¡Ay! ¿Me lo preguntáis?


                  HARPAGÓN. Sí; te lo pregunto, en efecto.

                  VALERIO. Un dios que lleva en sí la disculpa de todo cuanto obliga a hacer: el Amor.

                  HARPAGÓN. ¿El amor?

                  VALERIO. Sí.


                  HARPAGÓN. ¡Bonito amor, bonito amor, a fe mía! ¡El amor a mis luises de oro!

                  VALERIO. No, señor; no son vuestras riquezas las que me han tentado; no es eso lo que
                  me ha deslumbrado, y os aseguro que no aspiro, en modo alguno, a vuestros bienes, con
                  tal que me dejéis el que poseo.

                  HARPAGÓN. ¡No lo haré, por todos los diablos! No te lo dejaré. ¡Mas ved su
                  insolencia queriendo quedarse con lo que me ha robado!


                  VALERIO. ¿Y llamáis a eso robo?

                  HARPAGÓN. ¿Que si lo llamo robo? ¡Un tesoro como éste!

                  VALERIO. Es un tesoro, verdaderamente, y el más preciado que poseéis, sin duda; mas
                  no lo perderéis dejándomelo. Os pido de rodillas ese tesoro lleno de encantos, y si
                  queréis obrar bien, habréis de concedérmelo.

                  HARPAGÓN. No haré tal. ¿Qué quiere esto decir?

                  VALERIO. Nos hemos prometido fidelidad mutua y hemos jurado no separarnos.


                  HARPAGÓN. ¡Admirable juramento y divertida promesa!

                  VALERIO. Sí; nos hemos comprometido a ser el uno del otro para siempre.

                  HARPAGÓN. Os lo impediré; estad seguro.


                  VALERIO. Solamente la muerte puede separarnos.

                  HARPAGÓN. ¡Eso es estar maniático por mi dinero!

                  VALERIO. Ya os he dicho, señor, que no era el interés lo que me había empujado a
                  hacer lo que he hecho. Mi corazón no ha obrado por los móviles que imagináis, y un
                  motivo más noble me ha inspirado esta resolución.

                  HARPAGÓN. ¡Ya veréis cómo resulta que quiere quedarse con mi caudal por caridad
                  cristiana! Mas yo tomare mis medidas, y la Justicia, descarado bergante, va a
                  ampararme en todo.


                  VALERIO. Empleadla como queráis; estoy dispuesto a sufrir cuantas violencias os
                  plazcan; mas os ruego que creáis, al menos, que si existe perjuicio, sólo debe
                  acusárseme a mí, y que vuestra hija no tiene culpa en todo ello.


                  HARPAGÓN. Así lo creo, realmente; sería muy extraño que mi hija hubiera estado





 50 de 57                                                                                                 20/04/2006 15:43
   45   46   47   48   49   50   51   52   53   54   55