Page 109 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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La deuda nacional, el presupuesto, los programas de
obras públicas, el ejército, el presupuesto, la deuda nacio‐
nal...
El presidente Wendell apoyó la cabeza en las manos, so‐
bre el escritorio, y gimió, sintiéndose muy viejo y cansado.
De un rincón de la sala, como un eco, surgió otro gemido
burlón.
–Hola Mack –dijo una voz–. ¿Otra vez haciendo horas ex‐
tras? ¿Quieres que te ayude?
Y una risa. Una risa sarcástica.
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No todos los negocios iban mal.
Por ejemplo, estaban los psiquiatras. Volviéndose locos
para impedir que los demás perdieran la razón por com‐
pleto.
Y también las empresas de pompas fúnebres. Con la cifra
de muertes –debidas a suicidio, violencia o apoplejía– va‐
rias veces superior a lo normal, no existía la depresión para
los carpinteros de ataúdes. Su negocio era floreciente, a pe‐
sar de la tendencia y los entierros sencillos o la cremación
sin nada de lo que realmente puede denominarse un fune‐
ral. (Era demasiado fácil para un marciano convertir un fu‐
neral en una farsa, y en especial les gustaba desmentir las
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