Page 131 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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privada para llevárselo. Todo lo que ha pedido es que es‐
peremos diez o quince minutos hasta que llegue.
–Buen trabajo. –El interno bostezó–. Me pregunto qué le
haría sospechar a la dama que el tipo terminaría de ese
modo. ¿Personalidad inestable?
–Puede que fuera eso, en parte. Pero ella temía que le ocu‐
rriera algo si volvía a escribir: parece ser que no ha escrito
nada, ni siquiera lo ha intentado, desde que llegaron los
marcianos. Y dijo que cuando trabajaba en una historia,
concentrándose en su trabajo, solía dar un salto de un me‐
tro a la menor interrupción. Cuando escribía, ella tenía que
andar de puntillas por la casa.
–Es posible que haya gente a la que les ocurra eso cuando
se concentran de lleno en algo. Quisiera saber lo que le ha
hecho el marciano esta noche...
–Sea como fuere, debió ocurrir en un momento de intensa
concentración, cuando estaba empezando a escribir su no‐
vela. Pero de todos modos, a mí también me gustaría saber
lo que ocurrió.
–¿Y por qué no me lo preguntan a mí, caballeros?
Los dos hombres se volvieron, sobresaltados. Luke Deve‐
raux estaba sentado en el borde de la cama. Tenía un mar‐
ciano sobre las rodillas.
–¿Eh? –dijo el doctor, un poco absurdamente.
Luke sonrió y le miró con ojos que eran, o al menos pare‐
cían tranquilos y normales.
–Les diré lo que ocurrió, si desean saberlo –dijo–. Hace
dos meses perdí la razón; supongo que debido a la tensión
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