Page 61 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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También aparecían claramente en las fotografías, como
hubiera descubierto Luke Deveraux si se hubiera moles‐
tado en revelar aquella foto. Tanto si se hallaban entre no‐
sotros, en persona, como si no, eran opacos a la luz. Pero
no al radar, y los científicos se mesaron los cabellos discu‐
tiendo la causa.
Todos insistían en que no tenían nombre, ni siquiera nú‐
mero, y que los nombres eran ridículos e innecesarios. Nin‐
guno de ellos se dirigió nunca a un ser humano por su
nombre. En Estados Unidos llamaron a todos los hombres
Mack, y a todas las mujeres Jane; en otras partes usaron los
equivalentes locales.
En un terreno, al menos, demostraron unas aptitudes ex‐
cepcionales: en lingüística. El marciano de Luke no mentía
cuando dijo que podía aprender cualquier idioma en una
hora o menos. Los marcianos que aparecieron entre varios
pueblos primitivos cuyo idioma nunca había sido emitido
por radio, llegaron sin saber una palabra de su lenguaje,
pero lo hablaban con corrección y con gran soltura al cabo
de pocas horas. Y fuera cual fuese el idioma que hablasen,
lo hablaban con fluidez, utilizando incluso giros y modis‐
mos populares, sin la rigidez y torpeza que caracterizan el
aprendizaje de un nuevo lenguaje.
Resultaba obvio que muchas de las palabras de su voca‐
bulario no habían sido aprendidas en los programas de ra‐
dio. Pero eso no era difícil de explicar; a los pocos segundos
de su llegada, muchos tuvieron estupendas oportunidades
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