Page 68 - Marciano Vete A Casa - Fredric Brown
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Había menos tráfico que de costumbre, y la mayoría de
la gente conducía con mucha precaución; los marcianos te‐
nían el hábito de kwimmar de repente a los capós de los
coches, delante del parabrisas. La única solución era con‐
ducir lentamente y con un pie en freno, listo para parar en
el momento en que la visión quedase interrumpida.
También era peligroso pasar a través de un marciano, a
menos de tener la seguridad de que no se hallaba de pie
delante de algún obstáculo para impedir que uno lo viera.
Luke presenció un ejemplo de ello. Había una hilera de
marcianos atravesados en la avenida Pine, un poco al sur
de la calle Séptima. Parecían estar muy quietos, y Luke se
preguntó por qué, hasta que apareció un Cadillac a muy
poca velocidad y el conductor, con el rostro ceñudo, ace‐
leró de repente y giró ligeramente para pasar a través de la
hilera. Habían estado ocultando una zanja de unos sesenta
centímetros de ancho, excavada para una tubería de con‐
ducción de aguas. El Cadillac saltó como un caballo salvaje,
y una de las ruedas delanteras se separó del coche y em‐
pezó a rodar calle abajo. El conductor rompió el parabrisas
con la cabeza y salió del coche destrozado, derramando
sangre y maldiciones. Los marcianos aullaron divertidos.
En la esquina siguiente, Luke compró un periódico, y al
ver un puesto de limpiabotas, decidió limpiarse los zapatos
mientras miraba los anuncios. Aquélla iba a ser la última
vez que se limpiaba los zapatos pagando, hasta que tuviera
un empleo y más dinero, se dijo; de ahora en adelante se
limpiaría los zapatos el mismo.
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