Page 163 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Lemuel era bueno en su trabajo. Algunos se habrían
limitado a tocar las profundidades: él no. El se aseguró
de que los deseos de Isaac llegaran hasta las afueras:
Gidd, Cuña del Cancro, Mafatón y la Letrina, Prado del
Señor y el Cuervo.
Oficinistas y médicos, abogados y consejeros,
terratenientes y hombres y mujeres del placer... hasta
la milicia: Lemuel había tratado a menudo
(normalmente de forma indirecta) con la ciudadanía
respetable de Nueva Crobuzon. Las principales
diferencias entre ellos y los moradores más
desesperados de la ciudad, en su experiencia, estaban
en la escala de dinero que les interesaba y en la
capacidad para ser descubiertos.
Desde los vestíbulos y los comedores se oían cautos
murmullos interesados.
En el corazón del Parlamento tenía lugar un debate
sobre la presión fiscal al comercio. El alcalde Rudgutter
se sentaba regio sobre su trono, asintiendo a su
ministro, Montjohn Rescue, que bramaba en defensa
del partido del Sol Grueso, señalando amenazador con
el dedo en la enorme cámara abovedada. Rescue se
detenía de forma periódica para arreglarse la gruesa
bufanda que llevaba alrededor del cuello, a pesar del
calor.
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