Page 308 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Es menos un mar, pensó emborrachado desde el fondo

            de  su  mente  liberada,  y  más  un  consomé.  Se  imaginó

            masticando  estólido  el  cartílago  y  los  menudillos  de


            mentes alienígenas, pedazos de rancio sustento onírico

            flotando en un delgado coágulo de medio recuerdos.

            Sintió una arcada mental. Si vomito aquí se me volverá la


            cabeza del revés, pensó.

                Los  recuerdos  y  sueños  llegaban  en  oleadas,


            transportadas por mareas temáticas. Aun a la deriva en

            aquella  colada  de  pensamientos  aleatorios,  Isaac  era

            transportado  por  las  vistas  dentro  de  su  cabeza  en


            corrientes reconocibles. Sucumbió a la tentación de los

            sueños  monetarios,  una  rama  de  recolección  de


            estíveres  y  dólares  y  cabezas  de  ganado  y  conchas

            pintadas y promesas en tabletas.

                Se deslizó en una oleada de sueños sexuales: varones


            cactos eyaculando hacia el suelo, sobre las hileras de

            bulbos            sembrados                por        las        mujeres;            khepri

            restregándose aceite las unas a las otras en amistosas


            orgías;  célibes  sacerdotes  humanos  soñando  con  sus

            deseos culpables, ilícitos.

                Isaac descendió en espiral en un pequeño remolino


            de sueños de ansiedad. Una joven humana a punto de

            comenzar  sus  exámenes;  se  descubrió  entrando


            desnuda en la escuela. Un acuartesano vodyanoi cuyo

            corazón se desbocaba al volver el agua salada del mar




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