Page 495 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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contramanifestación  también  crecía,  en  ocasiones  a

            toda  prisa;  pero,  al  pasar  las  horas,  fueron  los

            huelguistas  los  que  más  claramente  aumentaron  su


            tamaño.

                En  el  aire  flotaba  una  tensa  incertidumbre.  La

            multitud se expresaba cada vez más, gritando a ambos


            bandos para que hicieran algo. Circuló el rumor de que

            el director de la autoridad portuaria iba a acudir para


            negociar; otros aseguraban que era el propio Rudgutter

            quien se encargaría de ello.

                Durante todo el tiempo, los vodyanoi del cañón de


            aire  tallado  en  el  río  se  encargaban  de  achicar  los

            derrames. Algún pez ocasional atravesaba los límites


            verticales de agua y caía al suelo sacudiéndose; otras,

            era  algún  escombro  medio  hundido  el  que  flotaba

            lentamente hasta la sima. Los vodyanoi lo devolvían


            todo. Trabajaban por turnos, nadando por el agua para

            reformar  la  zona  superior  de  las  murallas  hídricas.

            Desde allí, entre el metal arruinado y el limo grueso


            que  era  el  lecho  del  Gran  Alquitrán,  alentaban  a  los

            huelguistas humanos.

                A las tres y media, con el sol ardiendo entre las nubes


            ineficaces, se vio acercarse a los muelles a dos naves

            aéreas desde el norte y desde el sur.


                Se produjo una gran excitación entre la multitud, y

            las  noticias  se  extendieron  rápidamente  entre  los




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