Page 71 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
ordenador. Valía la pena tener en cuenta esa
distinción. Habría diferencias importantes entre
el hombre y el ordenador. Los sentidos de
Pirssa eran diferentes; no experimentaba
hambre ni las urgencias sexuales frustradas; no
hacía gimnasia ni usaba el cuarto de descanso.
Tal vez ni siquiera tenía instinto de auto‐
conservación. Y eso era algo que valía la pena
descubrir.
Además, Pirssa estaba obligado a cumplir
órdenes. Pirssa era el esclavo de Corbell.
Pasaron dos semanas antes de que Corbell
cediera a la necesidad de conversar. Sentado en
la silla de mando, flotando entre las estrellas, ya
más azules y brillantes hacia arriba que hacia
abajo, dijo:
—Pirssa, puedes hablar.
—Bien. Me has dado instrucciones para que
preserve tu vida y la nave. No puedo seguir a
una gravedad durante todo el trayecto sin
matarte y destrozar la nave.
—No me mientas —le espetó Corbell—.
Verifiqué los cálculos con el ordenador antes de
pasar junto a Saturno. El efecto de presión
dinámica funciona mejor a altas velocidades,
pues me permite estrechar los campos. Mayor
flujo de hidrógeno.
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