Page 169 - Kraken - China Mieville
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salones recreativos. A Billy le entraron ganas de
llorar al verlos. Era como rajar un menisco, como
si por fin estuviera inmerso en una noche real.
Dane le pasó un pañuelo de papel.
—Límpiate la boca.
—Leon…
—Límpiate la sangre. No queremos que nos
paren.
—Tenemos que pararnos, tenemos que ir a la
policía… —¿En serio?, pensó Billy al mismo
tiempo que decía aquello. Tú ya no estás ahí.
—No —dijo Dane, como si estuviera oyendo
aquel monólogo—. No vamos a ir.
Ya lo sabes, ¿verdad?
—Nos vamos a limitar a conducir. Límpiate la
boca. Te voy a sacar de aquí.
Billy contempló un plano de Londres que no
reconoció más que si fueran las calles de Trípoli.
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