Page 262 - Kraken - China Mieville
P. 262
—Oh, mierda —dijo. Se dejó caer contra la
estantería. Cerró los ojos. Por eso le habían dado
sueños. No eran los sueños de cualquiera: estaban
allí para ser leídos.
Billy miró los libros, libros de texto junto a las
visiones. Trató, al igual que Vardy, de canalizar
escenas damascenas indirectas. Se imaginó que
aquellos fieles verían a los biólogos especializados
en cefalópodos como santos inconscientes, con una
visión desconocida incluso para ellos mismos, y la
más pura, despojada de todo ego. ¿Y él? Billy había
tocado el cuerpo de Dios. Lo había mantenido a
salvo, protegido contra el tiempo, lo había
acompañado en el Anno Teuthis. Y por causa de
Goss y el Tatuaje, también había sufrido por Dios.
Por eso su congregación lo protegía. No era un
santo más. Billy era el protector. El Juan Bautista
del calamar gigante. La timidez que vio en los
krakenistas era devoción. Era admiración.
—Oh, por el amor de Dios —dijo.
Los hombres y mujeres siguieron mirándolo.
Notó cómo procuraban hallar exégesis a su
arrebato.
Cualquier momento al que llamemos «ahora»
está siempre repleto de posibilidades. En épocas
261

