Page 267 - Kraken - China Mieville
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—Mi  amiguito  el  parlanchín  —dijo—.  ¡Tú  y


             Subby, achantarse la puta boca!




                    Anders podía oler el pelo de Goss. Podía verle


             las venas bajo la piel de su rostro. Goss acercó la



             cara  aún  más.  No  le  olía  el  aliento  a  nada  en


             absoluto. Era como el aire que mueve un abanico


             de papel. Hasta que volvió a exhalar y surgió el


             humo. Anders se puso a gimotear.




                    —Yo los leí, los libros —dijo Goss. Inclinó la


             cabeza hacia las estanterías de origami—. Se los leí


             a  Subby.  Él  estaba  cautivado.  Jo.  Dida.  Mente.


             Cautivado. Nunca me vino con «cuéntame el de



             Los tres cerditos», con este era todo «¡Ahora dime


             cómo se hace la carpa! ¡Ahora, cómo se hace un


             caballito!».  Ahora  ese  se  me  da  de  lo  mejorcito.


             Déjame que te lo enseñe.




                    —Nunca se lo dije a nadie —dijo Anders—. No


             sé quién es usted…




                    —¿Hacemos  un  manzano?  —dijo  Goss—.


             ¿Hacemos una tortuga? Doblar, doblar, doblar.




                    Se puso a doblar. Anders empezó a gritar.




                    —¡No  soy  tan  bueno  como  tú!  —dijo  Goss,


             riéndose.




                    Goss doblaba, con ruidos de carne húmeda y

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