Page 45 - Kraken - China Mieville
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que era el mismo animal que lo observaba desde


             detrás del canalón, como un soldado atrincherado.



             Billy no fue a trabajar. Ni siquiera estaba seguro de


             que  fuera  a  ir  alguien,  y  tampoco  llamó  para


             comprobarlo. No llamó a nadie.




                    Al final, tarde, cuando el cielo se volvió gris y


             plomizo, más tarde de lo que le habría gustado a


             su interlocutor, a modo de una leve desobediencia


             fingida,  salió  de  su  edificio  junto  a  una  zona


             comercial de Manor House para tomar el autobús


             de la línea 253. Se abrió paso entre envoltorios de



             comida  que  se  le  enredaban  entre  los  pies,


             periódicos,                   folletos              que            alentaban                  al


             arrepentimiento  y  que  el  viento  iba  arrancando


             uno  por  uno  de  un  montón  abandonado.  En  el


             autobús,  bajó  la  vista  hacia  los  tejados  bajos  y


             planos  de  las  marquesinas,  pedestales  para  las


             hojas.




                    En  Camden  cogió  el  metro,  volvió  a  subir  y


             caminó  un  poco  para  tomar  otro  autobús.


             Comprobaba  su  móvil  una  y  otra  vez,  pero  lo



             único que recibió fue un mensaje de texto de Leon:


             «+  tesoros  perdidos??»  En  aquel  último  tramo,


             Billy  exploró  zonas  de  Londres  que  no  conocía,


             pero  que  le  resultaban  familiares  de  un  modo


             atrayente,  con  sus  negocios  mediocres  y  sus


                                                                                                           44
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