Page 467 - Kraken - China Mieville
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inadvertido, pero esperó hasta llegar a una
determinada masa crítica de oscuridad para sacar
su arpón. Lo llevó colgado. Al tiempo que el cielo
se volvía de un apagado gris oscuro, una mujer
salió por una rendija en la valla y avanzó hacia
ellos.
—Dane —dijo.
Tendría unos cuarenta años, vestía un abrigo
caro, una falda, y llevaba joyas de plata. Su pelo
canoso estaba peinado hacia arriba. Portaba una
cartera.
—Es ella —dijo Dane—. Es Byrne.
Murmuró apresuradamente:
—Es ella. La que vino a trabajar para Gris
cuando enfermó. Estaba colada por él. No la había
visto desde que él murió.
Dane apuntó el arpón desde la cadera.
—Detente donde estás —dijo. Ella reparó en su
insólita arma—. Quédate ahí, señora Byrne.
En el espacio restante, repleto de escombros,
durante unos segundos nadie habló. A algo más de
medio kilómetro, Billy oyó el silbido doppleriano
de un tren.
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