Page 53 - Kraken - China Mieville
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Representó la enormidad con un gesto.




                    —Vamos, vamos —dijo Baron—. A usted se le


             dan bien, ¿no?




                    Baron lo miró a los ojos.




                    —Todo el mundo lo dice.




                    —No sé. —Billy se encogió de hombros—. Me


             gustan los moluscos.




                    —Es usted de una modestia encantadora, joven


             —dijo Baron—. Y no va a engañar a nadie.




                    Los  conservadores  trabajaban  con  todas  las


             taxonomías. Pero en el centro se consideraba un


             hecho incuestionable que los moluscos de Billy en



             particular  eran  especiales.  Se  podía  formular  de


             distintas  maneras:  Billy  y  sus  moluscos  o  los


             moluscos  de  Billy,  que  permanecían  prístinos


             durante siglos en sus soluciones, que caían en sus


             tarros en posturas especialmente impresionantes y


             sin moverse. No tenía ningún sentido; difícilmente


             se podía ser mejor embotellando una sepia que un



             gecko o un ratón común. Pero la broma no había


             caído  en  el  olvido,  porque  tenía  un  no  sé  qué.


             Aunque lo cierto era que, cuando empezó, Billy era


             bastante manazas. Había conseguido hacer añicos


             un buen puñado de vasos, tubos y frascos; más de



                                                                                                           52
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