Page 56 - El Ladrón Cuántico- Hannu Rajaniemi
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gevulot. Y, como es natural, destruye por completo la
exomemoria de la víctima. La mata, si lo prefieres.
Este cuerpo acabó sucumbiendo a la arritmia
cardiaca. Los Resurrectores están trabajando en su
sustituto, pero dudan que sirva de algo. A menos que
descubramos adonde fue a parar toda la información.
—Ya veo —dice Isidore—. Tienes razón, es
interesante… para tratarse de un caso de piratería de
gógoles. —Isidore no logra suprimir un deje de
repugnancia en su voz ante el término «gógol»: un
alma muerta, la mente transferida de un ser humano,
esclavizada para desempeñar tareas, anatema para
todos los habitantes de la Oubliette.
Por lo general, la piratería de gógoles (la transferencia
sin el conocimiento de la víctima, robando su mente)
se basa en la ingeniería social. Con infinita paciencia,
los piratas se abren paso hasta lograr la confianza de
la víctima, erosionando su gevulot hasta reunir
material suficiente para lanzar un ataque de fuerza
bruta sobre su mente. Pero esto…
—Un enfoque de nudo gordiano. Sencillo y elegante.
—«Elegante» no es la palabra que emplearía yo,
muchacho. —Hay una traza de rabia en la voz del
tzaddik—. ¿Te gustaría ver lo que ha sido de él?
—¿Verlo?
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