Page 178 - El hombre ilustrado - Ray Bradbury
P. 178
enojado tanto, y que ahora se estaba mostrando
vengativo.
—Sí, padre Stone; pero los marcianos mataron a
varios de nuestros colonos. Eso es pecado. Tiene
que haber habido un pecado original y una Eva y
un Adán marcianos. Los descubriremos. Los
hombres son siempre hombres, no importa cuál sea
su forma, y pecan fácilmente.
Pero el padre Stone se hacía el dormido.
El padre Peregrine no cerró los ojos.
Indudablemente, no podían mandar a esos
marcianos al infierno, ¿podían acaso? ¡Qué
compromiso para sus conciencias! Podían volver a
las nuevas ciudades de la colonia, esas ciudades tan
llenas de lugares de perdición, y mujeres con ojos
como chispas y blancos cuerpos de ostra que
retozaban en las camas con los trabajadores
solitarios. ¿No era ese el lugar de los padres? ¿No
era este paseo por las colinas un mero capricho?
¿Pensaba él realmente en la Iglesia de Dios, o estaba
apagando la sed de su esponjosa curiosidad? ¡Esos
fuegos de San Telmo, redondos y azules, como
ardían detrás de la máscara, lo humano detrás de lo
inhumano! ¿No se sentiría interiormente orgulloso
si pudiera decirse a sí mismo que había convertido
a toda una mesa de billar llena de bolas de fuego?
¡Qué pecado de orgullo! Merecía una buena
penitencia. Pero uno comete tantos actos de orgullo
177

