Page 249 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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         tratando sin duda de rastrear a Mangosta.



                —Y una mierda, señor Irizarry —contestó secamente—.

         Dígame dónde tengo que apuntar.



                —No  le  hará  daño  —le  advirtió,  y  ella  asintió,  pero


         estaba  bastante  seguro  de  que  Sanderson  no  lo  entendió

         hasta que disparó por primera vez y la reproductora ni lo

         notó. Pero la coronel no desistió; con los labios apretados se

         puso  en  posición  y  volvió  a  disparar  a  los  pies  de  la


         reproductora como le había indicado Irizarry. Los pies de

         una reproductora no eran vulnerables como tal, pero eran

         sensibles, mucho más sensibles que la cabeza, en contra de

         lo  que  dictaba  la  lógica  humana.  Incluso  así,  la  bestia  se


         estaba  concentrando  en  Mangosta,  que  estaba  haciendo

         gritar a los limazones en varios puntos al azar en torno a la

         circunferencia del pozo de cría, y de hecho hicieron falta tres


         disparos  más  en  el  mismo  pie  delantero  antes  de  que  la

         cabeza  de  la  reproductora  se  volviera  en  dirección  a  los

         humanos.



                Hizo un ruido, una especie de «groaaaaar», e Irizarry y

         Sanderson se vieron rodeados de inmediato por enjambres


         de rantas jóvenes.



                —Mierda, joder —soltó Irizarry—. Intente no matarlas.
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