Page 28 - Arcana Mundi - Elizabeth Bear
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llevaban mucho tiempo estropeados.
Estuvo a punto de desplomarse cuando oyó gritar de
nuevo a Belvedere.
Escalar no entraba en la ecuación, pero Calcedonia era
aún capaz de correr. Su miembro fundido dejó un surco en
la arena a su paso; la marea estaba subiendo, así que no le
quedó otra que mojarse con la corrosiva agua del mar.
Rodeó a toda prisa la prominencia rocosa detrás de la
cual había desaparecido Belvedere, a tiempo para ver cómo
dos humanos más grandes lo tiraban al suelo, uno de ellos
blandía un palo por encima de su cabeza mientras el otro
sujetaba la bolsa de malla raída de Belvedere. Este dejó
escapar un grito agudo cuando el palo le impactó en el
muslo.
Calcedonia no se atrevió a usar los proyectores de
microondas.
Pero tenía otras armas, incluido un láser de precisión y
un arma de fuego de propelente químico apta para disparar
a distancia. Los enemigos humanos eran objetivos blandos.
Y estos ni siquiera llevaban blindaje.
Enterró los cuerpos en la playa, pues estaba programada
para tratar a los muertos del enemigo con respeto, según los

